De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.
La carrera espacial fue la competición entre los Estados Unidos de América y la URSS para conseguir mandar a algo, o a alguien fuera del planeta Tierra con el objeto de demostrar quién era más chulo, dentro del contexto de la Guerra Fría.
En este período de tiempo, ambos países intentaron hacerse la puñeta mutuamente, aparte de hacérsela a no pocos chimpancés y perros, entre ellos la famosa Laika, que murió en la cochambrosa nave Soyuz, algo así como un Lada pero con un cohete acoplado. Dicho perro dio nombre a un Mc Menú de la cadena de ¿restaurantes? Mc Donalds, el Mc Laica, basado en perros abandonados pero fileteados a modo de salchichas de estas baratas, malas, MALAS y también en restaurantes chinos, siendo proveídos por las clínicas veterinarias del mundo.
Tras la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial y la victoria de los Estados Unidos de América y la URSS, ambos países se esmeraron en localizar a los científicos alemanes más brillantes para desarrollar artilugios como el Volkswagen Escarabajo o una cerveza de superior calidad a las de sus países de origen. En particular, la cerveza soviética estaba basada en la orina de la zarigüeya fucsia, lo cual generaba numerosas limitaciones debido al escaso número de ejemplares y el dilema ético que provocaba a los miembros de la dirección comunista, por lo de "zar" y sus connotaciones anticomunistas y el fucsia, dada la poca querencia por los homosexuales en los países del bloque socialista.
Estas circunstancias provocaron que se organizasen mercadillos tipo outlet de científicos alemanes, donde los norteamericanos reclutaron a Werner von Braun, que había inventado los cohetes que llevaban en su cabeza las célebres bombas V2 que asolaron Londres, con la idea de adaptar dichos cohetes y mandar a alguien al espacio pero sin carga explosiva, o con ella atendiendo a las caraterísticas del pasajero espacial.
Los soviéticos, por su parte, no escogieron a un foráneo sino a un ruso de pura cepa, el camarada Sergei Korolev, quien fue amenazado con pasarse el resto de su puta vida en Siberia si no inventaba algo que volase la ostia de alto fue reclutado para tan noble tarea.
Stalin, líder soviético en los años 30, 40 y 50, decidió que la mejor forma de demostrar la superioridad tecnológica e industrial de la URSS era poner en el espacio un artefacto derivado de un Lada con alguien dentro que hiciera fotos muy chulas y grabase vídeos para vacilar a los americanos.
Nota: Se sospecha que el interés de Stalin por el espacio exterior estaba relacionado con su posible origen extraterrestre. Adjuntamos foto procedente del suplemento dominical de Pravda. Juzguen ustedes mismos.
Gracias a que no lo mataron porque Dios no lo quiso el estado soviético primó a Korolev y su equipo para que investigasen y desarrollasen el artefacto capaz de escapar de la atmósfera terrestre, pronto los soviéticos pusieron en órbita un satélite llamado Sputnik, una especie de bola de petanca con unas antenas, en honor a los habitantes de Uzbekistán donde la petanca es el deporte nacional. Los americanos se alteraron mucho, tanto que respondieron enviando chimpancés al espacio. La mayoría de ellos murieron entre horribles sufrimientos, relacionados con las explosiones en el despegue de las naves, falta de oxígeno o sobrecalentamiento en la reentrada a la órbita terrestre.
Los soviéticos, siempre tan cabrones pragmáticos, firmaron un acuerdo de colaboración con la perrera "Vladimir Lenin" de cerca de la base de lanzamiento, de forma que provisionaban de perros a las autoridades espaciales soviéticas para los intentos de vuelo tripulado.
A veces los perros salían vivos de la refriega y reentraban en la tierra (o eso dicen los soviéticos), pero en otras ocasiones esto no era así. La perra Laika, célebre por emitir el ladrido en órbita alrededor de la tierra, fue el siguiente hito de la cosmonáutica de la URSS, aunque poca gente tuvo en cuenta que el pobre bicho murió en órbita, no se sabe si de sed, de hambre, de falta de oxígeno o de aburrimiento.
Cabe decir que en 1959, los soviéticos empezaron a enviar cosmonautas caninos en las naves Soyuz y que supuestamente esos animales regresaban vivos a la tierra tras la estancia en órbita.
A este respecto hay una cierta controversia, ya que en al menos una ocasión, la fotografía del perro enviado al espacio y la que mostraron las autoridades soviéticas como perro retornado del viaje presentaban ciertas diferencias que pueden inducir a una duda razonable con respecto a la veracidad de su testimonio.
Tras Laika, el metalúrgico Yuri Gagarin fue enviado al espacio en el primer vuelo orbital alrededor del planeta Tierra, reentrando en la atmósfera con éxito y proporcionando un susto de cojones una enorme alegría a los campesinos que lo localizaron en un poblacho de Uzbekistán tras su aterrizaje.
Poco conscientes de la mala suerte que dan los números 1 y 13, y pese a las reiteradas advertencias de Rappel, ni rusos ni americanos tuvieron en cuenta este detalle a la hora de lanzar sus vuelos al espacio.
En el caso de los soviéticos, el despropósito alcanzó proporciones dantescas cuando lanzaron al pobre astronauta Vladimir Komarov al espacio dentro de la Soyuz 1, que era un Lada 2102 sin ruedas y unos brazos mecánicos para recibir la luz del sol y alimentar así los sistemas electrónicos de la nave, que contemplaban una pantalla de DVD de 11 pulgadas en el salpicadero emitiendo el Trololo a perpetuidad, con el objetivo último de poner a prueba los límites de las capacidades de Komarov.
Nota: se cree que el Komarov mantenía una relación sentimental con la sobrina-nieta quinceañera de Trotsky, lo cual propició la intervención del KGB.
En el primer vuelo alrededor del planeta, Komarov se dio cuenta de que uno de los brazos articulados con panel solar no se había desplegado. Integrado en la palanca del limpiaparabrisas de la Soyuz-2102, Komarov intentó activarlo a ostias de forma manual, pero fue imposible. Este hecho complicó la reentrada en la atmósfera, pues el GPS-GLONASS no funcionó y provocó un notorio owned. En lugar de dicho instrumento, la pantalla mantuvo el vídeo del Trololo en modo bucle infinito. Esto provocó que fallasen los paracaídas principal, secundario y terciario, se fuesen a tomar por culo y que la Soyuz-2102 se estrellase contra el suelo de Tunguska.
Tras dicho accidente, los retrocohetes encargados de suavizar el aterrizaje se activaron, plantando fuego a los restos de la nave y a Komarov agonizante, quien empezó a proferir blasfemias y otras palabras malsonantes mientras ardía en el fuego purificador.
Este impacto provocó un cambio drástico en el campo electromagnético terrestre, hecho que llamó la atención de Iker Jiménez hasta el punto de dedicar un programa especial de Cuarto Milenio a este tema, atribuyendo la catástrofe a "una fuerza invisible de proporciones desconocidas", explicación que, dicho sea de paso, es la que siempre da a cualquier cosa que no entiende.
La rigurosa investigación oficial perpetrada por las autoridades soviéticas concluyó que el Hobbit que controlaba la asistencia hidráulica del servodiferencial autónomo estaba deprimido debido a las especulaciones sobre la muerte de Jordi Hurtado, presentador de Saber y Ganar, provocando el déficit de atención que impidió el correcto despliegue del panel solar de la Soyuz-2102.
Los restos de la Soyuz-2102 están expuestos en la actualidad en el Museo Cosmonáutico de Kiev.
Si bien los americanos se descojonaron de risa con el accidente de la Soyuz-Samara porque son así de hienas, haciendo el tonto con la cápsula Apolo 1 y jugando a llenarla de oxígeno puro con tres astronautas dentro, uno de ellos se echó un notorio pedo que tras las oportunas risas provocó momentos de pánico, ya que el olor no se evacuaba porque en vez de salir aire cada vez entraba más y presionaba los vientres de los astronautas, multiplicando el efecto del pedo. Cuando la concentración de metano fue elevada, el oxígeno reaccionó con este, provocando una enorme deflagración que convirtió a los tres astronautas en compañeros de Komarov.
El diseño de la cápsula Apolo incluia la apertura hacia dentro de la puerta principal, imposibilitando abrir la puta puerta de los cojones. Esto provocó que fuese imposible rescatar a los astronautas, quienes hasta el instante de su muerte se reprocharon entre sí haberse echado tantos pedos en una atmósfera de oxígeno puro.
Con el tiempo se supo que a los soviéticos les pasó algo parecido y que de haberlo sabido, los americanos no habrían muerto, pero bueno, 3-1 para la KGB Y owned para los americanos.
Los soviéticos, si bien intentaron llegar a la luna como fuese posible, conscientes de que no tenían manera de llegar allí sin matar a los ocupantes de la nave y estrellarse en ella, decidieron al final que lo suyo era montar un basurero espacial con unas antenas de TV viejas y unos bidones que les sobraron en alguna refinería, de manera que construyeron las estaciones espaciales Salyut y MIR.
Las Soyuz-Lada no fueron suficientes como para alcanzar nuestro satélite. Al final se conformaron con poner en órbita las estaciones espaciales mencionadas, siendo la MIR la más celebre. Su siniestro propósito consistía en difundir la cultura soviética por todo el mundo, como el Trololo y la película "Solaris", de Andrei Tarkovski de 1972 gracias a sus potentes antenas dirigidas al planeta Tierra con emisiones en todos los idiomas conocidos, incluído el bable.
La MIR tuvo numerosos problemas en el retrete y en otros módulos importantes, como la ducha o la cocina tras la rebelión provocada por los cosmonautas de a bordo ante su negativa de tener el Trololo puesto día y noche en las pantallas de control, como les imponían desde la Tierra. La tripulación acabó hasta los cojones y acabó estrellando la estación orbital contra el océano después de montarse el primer botellón sideral, llevándose por delante varios satélites de comunicaciones y dejando a medio mundo sin tele por satélite. Est provocó el cabreo de los habitantes de la urbanización La Moraleja en Madrid, que en aquel entonces eran los únicos que veían TV por satélite.
Los norteamericanos, por su parte, y con la experiencia de Werner von Braun, consiguieron lanzar la nave Apolo nosécuantos y ésta alcanzó la luna. Los tres tristes tripulantes tuvieron que elegir a dos de ellos para descender a la luna en el módulo lunar: otro se comería el marrón de dar vueltas en la nave alrededor de la luna sin poner los pies en ella. Para ello, Amstrong y Aldrin, que previamente se habían puesto de acuerdo, noquearon a Collins, dejándolo medio tonto en el Apolo XI y causando el mayor owned de la carrera espacial.
Una vez en la luna, Amstrong dijo, en la escalerilla del módulo lunar, las palabras que le hicieron mundialmente famoso: "Un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad". En realidad Amstrong dijo "De pequeño pasé hasta hambre, pero en la nave huele a humanidad". No cabe duda de que al errar las proporciónes de nitrógeno y oxígeno en el traje espacial e invertir las mismas, Amstrong se hiperventiló y pronunció una frase totalmente inconexa y sin mucho sentido. La señal de audio/vídeo llegó con muy mala calidad a la base española de Robledo de Chavela, dependiente de la NASA, que en ese momento recibía la señal de la luna.
Como en ese momento los españoles estaban viendo una corrida de toros en el único canal que aquel entonces existía, TVE No-Do, la calidad de recepción fue pésima y nadie se preocupó mucho de lo que estaba pasando, excepción hecha de Jesús Hermida que narró el momento de la llegada a la luna como si realmente le importase algo a alguien, chafando la retransmisión de la corrida de toros en el preciso instante en que al torero Romerito lo aplastaba un morlaco de 600 Kg, de nombre "Owned". El toro hizo un increíble salto mortal, de impecable ejecución, y aplastó al torero, escena que los españoles se perdieron por el puto coñazo de retransmisión de la llegada a la luna.
Asumiendo que la vodka, hacer Ladas, hacer Avecrem de caviar y otras lindezas.
Los americanos volvieron a la luna en varias ocasiones, estableciendo allí un campo de prisioneros del estilo de Guantánamo sólo que sin playa.
Como ya se dijo antes, y contraviniendo los consejos del prestigioso vidente Rappel, los norteamericanos dieron el nombre de "Apolo 13" a una de sus misiones, la posterior a la 12 y antecesora de la 14. Con todo, nadie en su puto sano juicio tendría la idea de poner un número 13 a nada que no fuese el billete de avión de la suegra: los americanos sí lo hicieron y así les fue la movida.
En una mierda de película, Tom Hanks reproduce el viaje del Apolo 13 y las vicisitudes que rodearon al vuelo de ida y vuelta a la luna. Al parecer, una serie de averías en la puta nave amargaron el viaje a sus tripulantes, que casi la palman cuando les explotó un tanque de oxígeno y al reentrar en la atmósfera con la nave más dañada que un Yugo de quinta mano.
Al final todo sale bien, sobreviven a la reentrada en la atmósfera y viven felices y comen perdices. Ups, me olvidé de poner la parida de "spoiler" y seguro que le he jodido la película a más de uno.
Fieles a su programa de expansión de los bazares "Todo a un eulo", los máximos dirigentes chinos se dieron cuenta de que ya no tenían opciones de expandirse por el planeta Tierra y que lo suyo era una expansión extraplanetaria. Una noche, el Chino Cudeiro, jefe de la agencia espacial china, pensó que la Luna podría ser el lugar donde implantar sus bazares y de paso mandar allí a unos cuantos conciudadanos.
Autor(es):